De la belleza y la barbarie
que en los eriales del orbe se siembra
son auspicio y reclamo
tus ojos ignaros, criatura.
Mis senos, manantial de los siglos
que el hombre ha visto, te sustentan
y me haces fuente filantrópica
de este, nuestro vínculo ilimitado.
Derramo mi savia, miel en tus labios,
jarabe en tu garganta novicia,
sin consumirme un ápice siquiera.
La nana nos amansa y embriaga el aire
con su aroma a naranjas maduras.
¿Qué hermosa quimera nos mece?
Ven y esparce tu salitre
sobre mi pecho desnudo
que en los tibios regueros
acudirán a dormir las náyades.
Ven
y nútreme de vida.
Mención especial concurso de poesía e ilustración AMAMANTA
Versos y trazos, teta y abrazos
Onada Edicions