Hay en el sueño una madeja de hebras destejidas
que enreda las edades saladas de los cuerpos.
La suerte oscura perfora a los fieles primitivos
con el desplome de gotas púdicas sobre sus frentes.
Las quimeras, misceláneas de sésamo y fango,
navegan aferradas a un cordón umbilical
cuya savia nutre la junta de ombligos ignotos.
La invención, placebo de una memoria
que dormita entre campos de centeno, nos vela.
En el sueño hondo los sinos posibles rozan el polvo de la inocencia,
los objetos serviles, rentas de la nuestra historia,
la música, que extinta, barre la belleza de las cosas,
la lengua que no adquiere compromiso de palabra nueva.
Hay en el sueño un grito que ensordece;
la hiel de un crío acrónico y de un anciano confluyen.
Caminan juntos de espaldas.
En sus nucas:
la hora de la muerte.
Premio de Poesía Luz. Ayuntamiento de Tarifa.
Los mejores poemas. ImagenTa Editorial